lunes, 23 de enero de 2017

III Domingo del Tiempo Ordinario 22 de enero de 2017:

PRIMERA LECTURA LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 8, 23b-9, 3 En otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y de sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, y el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Palabra de Dios. Salmo Sal 26,1.4.13-14 R/. El Señor es mi luz y mi salvación V/. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? R/. V/. Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. R/. V/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R/. SEGUNDA LECTURA LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 1, 10-13. 17 Queridos hermanos: Os ruego en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y yo os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo». ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo? Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. Palabra de Dios. EVANGELIO LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 4, 12-23 En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan, se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló». Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos». Pasando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Palabra del Señor. RECONCILIACIÓN: EL AMOR DE CRISTO NOS APREMIA Por José María Martín OSA 1.- Octavario de oración por la unidad de los cristianos. Celebramos en estos días la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, haciendo nuestro el deseo del Señor expresado en su oración a Dios Padre en la última cena: «que ellos también sean uno en nosotros para que el mundo crea» (Jn 17, 21). El lema de este año 2017 es «Reconciliación. El amor de Cristo nos apremia». Este lema se inspira en un pasaje del capítulo quinto de la segunda carta de san Pablo a los Corintios (2 Cor 5, 14-20). En este texto el Apóstol habla de la obra reconciliadora de Dios por medio de la muerte de Jesucristo y del cambio que se produce en los que viven «en Cristo». El cartel del octavario recoge un instante del encuentro, en la catedral de Lund (Suecia), entre el papa Francisco y el obispo luterano Munib Younan, el 31 de octubre de 2016, en conmemoración de los 500 años de la Reforma luterana. Si seguimos a Jesucristo intentaremos hacer realidad su deseo de que todos seamos uno. Seguimiento y conversión es lo que nos pide el evangelio de hoy. Pablo en la Primera Carta a los Corintios hace una llamada a la unidad, pues Cristo no está dividido y en su nombre hemos sido todos bautizados. 2.- Comienzo de la misión: los pobres son evangelizados. Jesús comienza su predicación en la "Galilea de los gentiles", al otro lado del Jordán. Es en el Norte, en el territorio de Neftalí y Zabulón, tribus habitadas por gentes consideradas por los judíos como paganos debido a la "contaminación" con otras religiones e ideas, que desde el siglo VIII antes de Cristo habían sufrido con la invasión de los asirios. Muchos fueron deportados a las ciudades de Asiría y volvieron transformados, allí también se instalaron extranjeros que traían consigo otras vivencias religiosas. El evangelista recoge las palabras del profeta Isaías, al señalar esta tierra como llena de tinieblas y de sombra. Pero una luz grande va a brillar sobre ellos. Allí aparece Jesucristo, luz que ilumina la oscuridad y que elimina las tinieblas. Jesús prefiere empezar su ministerio público precisamente en territorio semipagano. Cafarnaún, junto al lago, será su pueblo y de allí saldrán sus primeros discípulos unos pobres pescadores. El lugar y las personas elegidas desconciertan, pero son un signo de lo que significa el anuncio de la Buena Noticia, que va dirigido en primer lugar a los pobres, a los sencillos y los a los considerados ateos. En El, en expresión de San Agustín, "pueden anidar todos los pájaros los grandes y los pequeños". Su llamada se extiende a todos. ¿Has escuchado tú la llamada de Jesús? 3. - La conversión y la llegada del Reino del reino de Dios. Esto es lo que anuncia Jesús. No es la primera, la conversión, la que hace posible que llegue el segundo, el reino de los cielos, sino que es precisamente la instauración del reino lo que dará origen al hombre nuevo, transformado, convertido. El texto dice "reino de los cielos", pero esto no quiere decir que se trate de algo que está después o por encima de este mundo. El reino comienza ya aquí y ahora y necesita de colaboradores que hagan posible su extensión como grano de mostaza. ¿Qué es el reino? Es una nueva forma de vida basada en el amor. Hasta diez parábolas utilizará Jesús para explicarlo. Lo que está claro es que para que el reino sea posible son necesarias nuevas actitudes y nuevos valores, y esto es la conversión a la que se refiere Jesús. Este tono es distinto del talante amenazador del Bautista. Jesús invita a los primeros discípulos a ser constructores del reino. También nos invita a nosotros. ¿Has tomado conciencia de tu compromiso por el reino? 4. - La adhesión a la persona de Cristo es la clave. "Venid y seguidme". Esta es la llamada de Jesús. Ellos le siguen, dejándolo todo. El seguimiento de Jesús será una de las categorías fundamentales que definen el discipulado. Así llegará a decir posteriormente: "El que no tome su cruz y me siga no es digno de mí" (Mt 10,38). El seguimiento no se limita a gestos superficiales, sino que lleva hasta la entrega de la propia persona. En Israel los discípulos buscan al maestro de la Torá, la Ley. En cambio aquí es Jesús el que elige. La condición del discípulo de los rabinos es transitoria, mientras que para el discípulo de Jesús está marcada por un destino que se realiza en la comunión de vida y de muerte con su Maestro. El seguimiento no se limita a la aceptación histórica de Jesús, sino que supone la entrega a Él y la identificación con El y al mismo tiempo la asunción de su causa: la atención compasiva hacia los pobres y marginados. La adhesión a la persona de Cristo es la base de la moral, del comportamiento del cristiano. Si te adhieres a su persona, también asumes sus actitudes y valores. La moral cristina no es un mero cumplimiento de normas, sino que se basa en el "seguimiento de Jesús". Pregúntate ¿Qué pide El de ti?, ¿qué espera El de ti? ¿Qué haría El en tu circunstancia? 5.- El Papa Juan Pablo II lo recordaba en la encíclica "Veritatis splendor": "Seguir a Cristo es el fundamento esencial y original de la moral cristiana: como el pueblo de Israel seguía a Dios, que lo guiaba por el desierto hacia la tierra prometida, así el discípulo debe seguir a Jesús, hacia el cual le atrae el mismo Padre". Todos los bautizados nos decimos seguidores de Jesús, por tanto Él es el que nos une y el que nos guía REFLEXIÓN Autor: SS. Benedicto XVI Ángelus Plaza de San Pedro Domingo 27 de enero de 2008 Queridos hermanos y hermanas: En la liturgia de hoy el evangelista san Mateo, que nos acompañará durante todo este año litúrgico, presenta el inicio de la misión pública de Cristo. Consiste esencialmente en el anuncio del reino de Dios y en la curación de los enfermos, para demostrar que este reino ya está cerca, más aún, ya ha venido a nosotros. Jesús comienza a predicar en Galilea, la región en la que creció, un territorio de "periferia" con respecto al centro de la nación judía, que es Judea, y en ella, Jerusalén. Pero el profeta Isaías había anunciado que esa tierra, asignada a las tribus de Zabulón y Neftalí, conocería un futuro glorioso: el pueblo que caminaba en tinieblas vería una gran luz (cf. Is 8, 23-9, 1), la luz de Cristo y de su Evangelio (cf. Mt 4, 12-16). El término "evangelio", en tiempos de Jesús, lo usaban los emperadores romanos para sus proclamas. Independientemente de su contenido, se definían "buenas nuevas", es decir, anuncios de salvación, porque el emperador era considerado el señor del mundo, y sus edictos, buenos presagios. Por eso, aplicar esta palabra a la predicación de Jesús asumió un sentido fuertemente crítico, como para decir: Dios, no el emperador, es el Señor del mundo, y el verdadero Evangelio es el de Jesucristo. La "buena nueva" que Jesús proclama se resume en estas palabras: "El reino de Dios —o reino de los cielos— está cerca" (Mt 4, 17; Mc 1, 15). ¿Qué significa esta expresión? Ciertamente, no indica un reino terreno, delimitado en el espacio y en el tiempo; anuncia que Dios es quien reina, que Dios es el Señor, y que su señorío está presente, es actual, se está realizando. Por tanto, la novedad del mensaje de Cristo es que en él Dios se ha hecho cercano, que ya reina en medio de nosotros, como lo demuestran los milagros y las curaciones que realiza. Dios reina en el mundo mediante su Hijo hecho hombre y con la fuerza del Espíritu Santo, al que se le llama "dedo de Dios" (cf. Lc 11, 20). El Espíritu creador infunde vida donde llega Jesús, y los hombres quedan curados de las enfermedades del cuerpo y del espíritu. El señorío de Dios se manifiesta entonces en la curación integral del hombre. De este modo Jesús quiere revelar el rostro del verdadero Dios, el Dios cercano, lleno de misericordia hacia todo ser humano; el Dios que nos da la vida en abundancia, su misma vida. En consecuencia, el reino de Dios es la vida que triunfa sobre la muerte, la luz de la verdad que disipa las tinieblas de la ignorancia y de la mentira. Pidamos a María santísima que obtenga siempre para la Iglesia la misma pasión por el reino de Dios que animó la misión de Jesucristo: pasión por Dios, por su señorío de amor y de vida; pasión por el hombre, encontrándolo de verdad con el deseo de darle el tesoro más valioso: el amor de Dios, su Creador y Padre. Centenario de Fátima: Haced penitencia y rezad por la conversión de los pecadores.

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